Escuelas católicas apoyan lecciones de fe que nacen en el hogar, dijo cardenal Gregory con ocasión del inicio del año escolar

Los maestros y la escuela, por sí solos, no pueden formar a un ciudadano de bien. Es en el hogar donde un niño conoce a Jesús, donde aprende a identificar el bien del mal, donde se convierte en un adulto cristiano que ama a los demás como a sí mismo y está dispuesto a respetar y servir a su vecino. La escuela, su entorno y varios otros factores influyen en un trabajo mancomunado que empieza en la familia a fin de crear a los seguidores de Cristo.

“Las escuelas católicas son escenarios donde se construyen la sabiduría y la fe que los niños deben encontrar primero en sus hogares. Las escuelas católicas no pueden trabajar en el vacío; no pueden proporcionar fe si no hay semillas de fe en el hogar; no pueden sustituir los valores espirituales de los padres si éstos están ausentes”, expresó el arzobispo de Washington, cardenal Wilton Gregory, en su homilía del lunes 30 de agosto con ocasión del inicio del año escolar en la Arquidiócesis de Washington.

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